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30 noviembre 2016 By Gabriela Isler Chicas listas

De niña a mujer

Recuerdo especialmente que en esa época en el colegio mixto, que era privado y de curas, una niña camisa azul, de 9no. Grado, quedó embarazada. Fue un poco sorprendente para muchos: eso sí era convertirse en mujer antes de tiempo. Supongo que tuvo que cambiar sus libros por pañales, sus horas de estudios y tareas por aprender a amamantar y sus fiestas por noches de llanto y arrullo.

Mi consejo entonces para ustedes, las niñas, adolescentes y jóvenes que me leen, es que disfruten de cada etapa de la vida sin prisa ni apuros porque de cada una se aprende. No intenten correr y ser alguien más que no son, no se dejen llevar por lo que diga la sociedad, por las apariencias o por las presiones del entorno. ¡No tengan miedo de ser niñas!

No tengan miedo de ser ingenuas, decentes o educadas. La educación, la clase y los modales nunca pasan de moda, e intentar lucir y ser como el resto, las hará cometer el gran error de no ser fieles a su esencia, que al final del día es lo que las hace ¡ÚNICAS!

El tiempo es lo único que no se recupera y, por ende, sus experiencias, sus sonrisas y sus locuras deberían ir ligadas a vivir una niñez y adolescencia acorde a su edad.

¡Qué divina la época donde solo me preocupaba por salir bien en la boleta, ordenar mi cuarto y cumplir con mis obligaciones en la casa!

Cuando somos adolescentes queremos crecer aceleradamente, queremos ser “mujercitas” antes de tiempo y pretender que somos autosuficientes, independientes y capaces de tomar decisiones importantes sin el apoyo de nadie… Creemos que ya no somos niñas y que nuestra madurez es tal como para comportarnos y ser todas unas mujeres adultas.

Y no digo que esté mal sentir la necesidad de crecer, valernos por nuestra cuenta y ser autónomas. Pienso que son algunos de los logros más bonitos de una niña es sentirse plena y satisfecha de poder CRECER en todos los aspectos y las etapas de la vida.

Yo estudié en un colegio de monjas al que solo íbamos niñas, donde la falda iba a ras de la rodilla y mi comportamiento tenía que estar basado en el respeto, la educación, la puntualidad y la cortesía; de lo contrario, tenía que firmar el fulano “Libro de vida” y si tenía más de tres faltas me expulsaban o me llevaban a la coordinación con la “Madre Superiora”… Y la verdad es que yo fui como dos veces y mi mamá se estará enterando de esto hoy: ¡No te preocupes mami que siempre me absolvían, ja, ja, ja!

¿Pero se imaginarán a todas esas niñas al terminar las clases, no? ¡Era un desate total! Horas y horas de régimen, oraciones, clases y normas… Al salir del colegio unas niñas se doblaban la falda para mostrar más las piernas, otras se bajaban las medias tipo tobilleras, algo que no estaba permitido en el cole; otras se soltaban el cabello, o se amarraban el famoso nudito en la camisa para mostrar la barriga y además se doblaban las mangas para mostrar más brazos, claro está…

Por supuesto, no podía faltar el maquillaje exprés y la puesta de grandes y coloridos accesorios justo antes que sonara el timbre de salida; toda esa “producción” era para ir a visitar el colegio mixto que quedaba unas cinco cuadras más adelante. Por un momento les pido que cierren los ojos y se imagen el antes y el después, ja, ja, ja.

No me lo van a creer pero a mí me hacían demasiadas cosas que ni chance me daba de pensar en faldas, maquillaje y demás arreglos. Había días en que me amarraban el bulto al pupitre para que me tardara más y, por supuesto, para reírse un rato. Más que típico que suena el timbre y todas están esperando para salir corriendo, y yo cuando salía y arrastraba el pupitre y todo. ¡Obvio que era muy cómico! O me quitaban un zapato y me hacían caminar en medias hasta el colegio de los varones…

Los días que eran «muy panas» conmigo, me lo dejaban en un basurero cerca de nuestro colegio, ja, ja, ja. ¡Qué pena! No bastaba con eso para que en los actos del colegio, mientras todas eran las bailarinas o las protagonistas de las obras, yo terminara siendo el varón de la obra. ¡Sí, así mismo y todo porque era la más alta!

Al final de cuentas, esas eran mis únicas preocupaciones: ir a clases y no quedarme dormida, salir bien en las evaluaciones, no firmar el libro de vida, lidiar con mis amigas especialistas en maldades, no arremangarme la falda, ni tampoco pretender ser la niña/mujer que no era. Yo solo vivía mi edad y aprendía a madurar por mis experiencias propias, y viendo las experiencias de los demás.

6 Comentarios sobre “De niña a mujer”

  1. elias dice:

    me reí bastante con este articulo, eres una chica genuina, única y sobretodo admirable

  2. Auravict dice:

    Excelente artículo! Yo, como tú estudié en un colegio de monjas sólo de niñas… Las mismas reglas y el mismo destape a la hora de la salida. Una de mis compañeras en tercer año salió embarazada (todo un escándalo), dejó los estudios y tuvo una hermosa niña. Años después supe que dejó el cuidado y la crianza de su hija a sus abuelos paternos, porque decía que ella era joven y quería disfrutar. Tengo una niña de 10 años estudiando en el mismo colegio que yo estudié, y veo con preocupación en la mayoría de las niñas el afán por querer ser mujeres rápidamente. Mi niña recibe burlas porque aún juega con muñecas y no quiere vestirse ni maquillarse como el resto… Esos consejos que muy bien das en el post, se los doy a mi hija y a todas las niñas que puedo. Te felicito y te admiro, muchas gracias por compartir y ser una influencia positiva para las niñas que pronto serán mujer!😉.

  3. Yhey dice:

    Oh! Las adolescencia… Tengo la certeza de que todos los que tenemos el honor de leer esta publicación nos identificamos en algún punto, lo cierto es que, eran épocas distintas… Hoy en día considero a las chicas más vulnerables, el mal uso de las redes son una vía rápida a la mal información y ahí la importancia de la psicoeducación en puntos de frecuente interés (redes sociales, televisión y afines), tal y como tú lo estás haciendo… Felicidades Molly! Tu labor es valiosa y te lo agradezco. Un abrazo desde la Cuidad Jardin de nuestra Venezuela

  4. Michelle González dice:

    Muy lindoo, me súper encantó y sentí identificada. Súper especial…
    Pues, no siento prisa por ser «esa mujercita» que aclama la sociedad; yo más bien me ahínco en crecer pausadamente, o sea, cada cosa a su tiempo. Aunque trabaje y sea súper independiente y madura, siempre tengo las cosas claras y actuar con sabiduría siempre será mi mejor aliado. Jesucristo ante cada paso que doy en mi vida. ¡Bendito sea!

  5. Maria Gabriela León dice:

    Simplemente me enconta este post, de verdad que me siento tan identificada con tus experiencias y amo esos consejos que son una verdadera realidad, cada día te admiro más y más, eres uno de mis ejemplos a seguir, amo tu página, xoxo

  6. Anaber Garcia Castillo dice:

    me encargare de que mi hija de 9 años lea esto…Te Admiro mucho…saludos desde Venezuela

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