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16 marzo 2017 By Gabriela Isler Venezuela en el corazón

Diciembre en Venezuela

Irse a casa con el corazón llenito de cientos de bendiciones y agradecimientos es reconfortante; es tener la certeza de que el país que queremos tener sí se puede construir con acciones reales y humanas.

Compartir con diferentes familias, y en especial con los abuelos, fue una experiencia muy bonita para mí. Al haber perdido hace poco a mi nonno, ese encuentro me llenó muchísimo el alma. Serví como instrumento de compañía, sonrisas y amor.

En este vídeo les muestro un poquito de cómo fueron esas dos visitas; y aunque quizás no signifiquen una gran proeza, ningún aporte es pequeño cuando existe la intención, el deseo y la voluntad de ayudar a alguien más. Sé que ese agradecimiento se dará con todo el corazón.

Espero que estas líneas los motiven a tomarse el tiempo para ver la necesidad del vecino, y puedas colaborar con lo que dispones: tiempo, humor, alegría, ropa o alimentos… Compartir un poquito con las personas que más lo necesitan se siente bien, y le hace bien al espíritu.

Ir a Venezuela siempre es una necesidad latente en mi corazón y regalar parte de mi tiempo a quienes más lo necesitan mucho más, aunque no comparta públicamente cada acción. Creo que no está bien mostrarle al mundo cada vez que somos bondadosos con nuestro prójimo, eso debería quedar reservado para nuestra alma, en nuestra conciencia. Sin embargo, también soy fiel creyente que a través del ejemplo podemos motivar a otros a ser parte del cambio, y no de las consecuencias que tanto nos afectan.

Escribo en esta oportunidad para compartir un pedacito de la visita que hice el pasado mes de diciembre de 2016 a la ciudad de San Cristóbal del estado Táchira en Venezuela. Aunque procuro apegarme siempre a las iniciativas sociales que he emprendido en el área de educación y valores, cada vez que llego a mi país y veo las otras necesidades que nos aquejan, se me rompen el corazón e intento –dentro de mis posibilidades- dedicar mi tiempo y esfuerzo para sumar acciones positivas y ayudar a hacer el bien.

Fue así como en esa ocasión preferí hacer algo diferente. Normalmente en navidades intento recolectar o comprar juguetes y ropa para llevársela a niños en hospitales, comunidades o centros de apoyo; sin embargo, la prioridad en ese momento era -y lo sigue siendo ahora- la comida. Sin la barriguita llena nadie puede sobrevivir a la gradual crisis en la que está metida Venezuela.

Una tarde de diciembre nos unimos más de 15 personas para cumplir una meta: hacer 600 hallacas con su típica ensalada, acompañada de un pancito y refresco. Algunas personas aportaron dinero, otras apoyaron con su dedicación, o simplemente con los ingredientes que faltaban.

Nuestra idea era irnos al hospital la mañana siguiente, y luego al Seguro Social para poder alimentar a las personas que se acercaran durante el día; sin embargo, en menos de 1 hora ya no teníamos más comida que repartir… Fueron los familiares, pacientes, médicos, enfermeras, visitantes y demás personas que estaban durante la primera parada las que recibieron su plato navideño. Las bendiciones y palabras de agradecimiento no pararon por un buen rato.

Al habernos quedado cortos con la comida, marcas locales se unieron a nosotros para poder llevarle un bocado a los niños que estaban hospitalizados, así como a unos abuelitos de un geriátrico en las afueras de la ciudad. Eso era lo que queríamos, ayudar a más personas y ese venezolano bueno y colaborador de siempre se manifestó y se hizo presente.

Gracias a la familia de «Mille Miglia Ristorante» en San Cristóbal, que colaboró con ricas cremas de tomate, los abuelos estuvieron felices de tomarse algo calientico y servido con mucho amor; y gracias a «Maxi Donas», pudimos regalarle una sonrisa a los más pequeños con donas llenas de color y sabor que amablemente aportaron.

El trabajo en equipo nunca falla y fueron dos días de mucha actividad, donde la suma de grandes voluntades nos permitió llegar a otras personas que no solo necesitaban alimento, sino tiempo, cariño y atenciones.

6 Comentarios sobre “Diciembre en Venezuela”

  1. Edwin Hernandez dice:

    Chama que bella eres, ese corazon que tienes y la forma en que redactas tus ideas es tan sublime, que inspiras paz al leerte! Siento que te amo hahaha… Un abrazo!

  2. Natalia Muñoz dice:

    Siempre humilde eres grande

  3. Angélica dice:

    Hola María Gabriela! Que hermosa labor y como dice tú post «ningún aporte es pequeño cuando existe la intención, el deseo y la voluntad de ayudar a alguien más», muchas bendiciones para ti y para todos los que te acompañaron!

    Saludos,

  4. LL dice:

    Que hermosa 💛💙❤ ejemplo para todos los venezolanos

  5. Luis Centeno dice:

    Gabriela eres una mujer muy luchadora y que lo ha dado todo por nuestra Venezuela¡¡¡¡¡ sigue así mi Reina que Jehova te va a bendecir hoy, mañana y siempre

  6. Rosa Andrade dice:

    Que tu mano que izquierda no sepa lo que hace la derecha, pero las buenas acciones compartidas son ejemplos a seguir, Dios sabe lo que hay en nuestro corazón, el lo ve todo y tu humildad y buena voluntad son evidentes, tienes un corazón transparente, Dios te bendiga Gabriela…

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