Estamos envueltos en tal remolino de noticias, acontecimientos y circunstancias que escapan de nuestro control, que parece no haber tiempo para escoger las opciones más o menos acertadas, y la verdad es que lo que es bueno para uno, no es igual para todos. Sin embargo, estoy convencido que si hay algo que podemos hacer TODOS, para incluso en este momento tan complicado de nuestra historia, y es regalarle a Venezuela un poco de esplendor: SER el país que queremos ver.

¿Qué clase de ciudadanos somos?, ¿preferimos invertir en un celular de última generación, en lugar de prepararnos intelectualmente?, ¿preferimos un par de zapatos nuevos, en lugar de un libro?, ¿nos estacionamos en los puestos azules para personas discapacitadas, solo por caminar unos metros menos?, ¿cómo nos estamos expresando todos los días acerca de lo que sucede?, ¿cuántas malas palabras usas al día en contraste con aquellas que edifican y construyen?, ¿estás brillando tú? Estoy convencido que la mejor inversión que podemos hacer en este momento está en ser mejores personas.

En estos tiempos todos tenemos una teoría acerca de lo que Venezuela necesita, algunos dicen: más educación, más valores, menos violencia, nuevos rostros en la política, más inversión, más recursos y pare de contar. Sin embargo, descuidamos algo más importante, el capital más valioso: Venezuela necesita mejores venezolanos.

Ese capital no se importa. No solo es necesario que el talento, la inteligencia y la creatividad nos mantengan motivados y entusiasmados por vivir y crear aquí, es necesario que los que estamos aquí, nos enfoquemos en SER nuestra mejor versión, en aprender cosas nuevas, en formarnos intelectual y emocionalmente. Mejores venezolanos, generan más y mejores recursos, demandan y eligen más y mejores políticos, hacen mejor política, atraen inversión, no utilizan la violencia como recurso y aprenden a leer con criterio y certeza lo que los nuevos tiempos exigen.

¿Cómo podrías ser hoy un mejor venezolano que ayer? Renny Ottolina dijo: “La patria es del tamaño del corazón de quien la quiere”. Yo agregaría que también de su brillo e intención.