Sanar la relación contigo misma es un acto de valentía y amor propio. Requiere reconocer tus heridas, abrazarlas con compasión y permitirte soltar la autocrítica constante. Es un viaje de aceptación donde te miras con ternura, comprendiendo que eres un ser en evolución. Al darle espacio a tus emociones y necesidades, comienzas a construir una relación más profunda y amorosa contigo, donde la autenticidad y el autocuidado se convierten en tus aliados más poderosos.